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- endless story
- She held the world upon a string, she spun the stars on her fingernails She said she'd won the world at a carnival :)
jueves, 10 de diciembre de 2009
¿Quieres dar vueltas de campana bajo sábanas?
viernes, 4 de diciembre de 2009
todo a su debido tiempo.
Ideas divertidas eran las que pasaban por la cabeza de Ángela.
Era una chica que solía tener muchas manías entre ellas la de mascar chicle a todas horas y terminar con el esmalte azul eléctrico de sus uñas, pero a pesar de eso era una chica modelo, quizás no era lo que ella quería ser, pero si en lo que sus padres la habían convertido.
Ángela sabía que su chico no era el estilo que sus padres querían para ella y eso le ponía aún más.
Ocasionalmente le habían visto con un Malboro en la boca y con unos vaqueros unas tallas más grandes que la que le correspondía.
Como chicos de dieciséis años, les gustaba divertirse de manera irresponsable, un poco de rebeldía que les hacia los días más emocionantes.
Unos meses más tarde Ángela empezó a vivir con una tía suya, ya que desafortunadamente sus padres fallecieron en un accidente.
Después de eso, ella cambió completamente, pasó de matrícula de honor a no aprobar nada, ¿influida quizás? Nunca se sabe, pero no dormía en su casa, acabo por dejar los estudios, y buscar una vida diferente, claro esta, con su chico, sin futuro alguno.
Sus uñas azul eléctrico acabarón descoloridas tras los años.
No abandones nunca el camino que realmente es bueno para ti- le susurro a su hija y después de darle un beso dulce, se oyó un suspiro profundo y finalmente cerró sus ojos para no abrirlos nunca más.
Eran 30 años los que tenía, no había sabido afrontar la realidad y se había dejado guiar sin responsabilidad alguna.
martes, 17 de noviembre de 2009
ilusiones pasajeras.
Era morena de ojos oscuros, con una tez blanca como la nieve y con unos labios de tonos rosados.
Algunos la llamaban María y otros muchos solían llamarla Noelia pero nada de eso la identificaba, eran nombres demasiado corrientes en comparación con su personalidad.
Necesitaba novedades, cambios de aires, dejar de respirar el húmedo aire de su casa y respirar uno más limpio y agradable, con eso, ella se refería a darle a su vida una vuelta de 360°.
Le gustaba mucho la fotografía y le alegraban los atardeceres de su ciudad, tanto como los ositos de gominola, de los cuales, acostumbraba a dejar los de color amarillo para el final.
En las noches de fiesta se ponía tacones, se pintaba sus labios de un color rojo bastante llamativo y se colocaba unos de sus mejores vestidos.
Una de esas noches vio a un chico moreno de ojos verdes, era exactamente como ella lo describía en su diario, pero no era lo que necesitaba en ese momento, al parecer él estaba acompañado y no parecía mostrar desinterés por su acompañante.
Como era de esperar, ella llevaba consigo su cámara y- ¿Qué menos que una fotografía de recuerdo?- dijo complacientemente.
Tomo una foto, solo una y no volvió a saber de él durante el resto de la noche.
Después de varias semanas, le recordaba, se planteaba que ¿Cómo era posible encontrar exactamente lo que buscaba desde hace tiempo?
En uno de sus rutinarios días de trabajo, le propusieron una exposición de sus mejores fotografías en un local del centro de Madrid y ella sin pensárselo dos veces aceptó ¿Qué podía perder?
Desde luego la decisión fue más que acertada, conoció a mucha gente del mundo artístico, y eso no fue lo más impactante, encontró una nota, con una dirección, con fecha y hora, pero sin nombre.
La irracionalidad le hizo presentarse allí, ese día y a esa misma hora. Una vez allí no encontró a nadie pero si un sobre grande con su nombre y con un lazo de color amarillo pegado en la esquina derecha. Decidió esperar un poco más y con una pequeña desilusión regreso a casa, aún sin saber el contenido del sobre.
El juego de la intriga y en parte el miedo le impedía abrir el sobre, pero lo abrió con muchísimo cuidado y dejo caer lo que se encontraba en su interior.
Había otra nota, con la misma dirección pero diferente día y hora, una descripción impactante y una fotografía, que, aunque parezca asombroso, era ella, ella en aquella noche, con sus bonitos tacones y sus llamativos labios rojos.
Con mucho miedo soltó la fotografía dejándola caer al suelo y se echo a llorar asustada.
Cuando el miedo desapareció de su rostro, pensó que todo esto se trataba de una caza del tesoro, todas esas pistas le llevarían a una respuesta final o incluso a él, aquel chico moreno de ojos verdes tan misteriosamente interesante.
Así que decidió seguir el juego y presentarse allí de nuevo con entusiasmo y en busca de una explicación o una nueva pista.
Encontró una bonita vespa blanca con un lazo precioso de un amarillo muy llamativo, con una nota.
“Donde te lleve el destino y espero que conmigo, muñeca.”-leía en voz alta la nota un tanto extraña, pero dulce.
Siguió con unas ansias impresionantes hacía su próxima pista. Esta vez era a las 11:11 minutos de la noche en el local donde ambos cruzaron sus miradas por primera vez.
Compró un nuevo vestido y unos tacones, y para resaltar sus labios, un color rojo llamativo, se coloco uno de esos lazos amarillos para que no hubiera duda alguna de que se trataba de ella.
Ella bailaba junto a su mejor amiga, esperando que llegara la hora y que no se hiciera mucho de esperar.
Llegó, le susurro al oído, hubo una mirada rápida y todo acabó en un beso profundo y sincero.
Todo acabó entre sábanas, aún no sabía mucho de él, con saber su nombre por ahora le era suficiente, a la mañana siguiente encontró una carta, una taza de café bien caliente y un pastelillo de fresa de un dunkin donuts cercano.
Se levantó de la cama de un salto, dio un trago al café y abrió la carta.
-Bonita noche y bonita tú, prometo encontrarte de nuevo, un beso, Kevin. - murmuraba para sí misma.
Supuso que sus promesas valían bien poco, ya que, llevaba días desaparecido, pero pensó que no todo podría haber acabado tan rápidamente.
Ella esperaba tener alguien con quien discutir, a quien darle un beso antes de irse al trabajo, con el que disfrutar cada hora, cada minuto, y cada segundo, pero desafortunadamente todo acabó después de aquella mágica noche, que seguramente, ninguno olvidará nunca.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
abrazos.
-Mejor dejar atrás el pasado y no hacernos más daño- repetía en voz alta, mientras dejaba bañar su cara de lagrimas y sin consuelo alguno, doblaba un papel desnudo de rabia y lleno de angustia para dejarlo caer en el lado de la cama que solía completar en las noches en las que se sentía insustituible, se levantó para terminar su café, ya frío, para coger su abrigo y una foto antigua de recuerdo. Poso su mano en el pomo de la puerta y lo último que se oyó fue un portazo que hizo temblar la casa.
Mientras encendía un cigarro camino de su casa recordaba cada uno de los días, de los momentos, cerca de él, saciando sus ganas de llorar, repetía para sí misma-toda historia tiene un principio y al fin y al cabo, un final-dejaba escapar las palabras entre sollozos y es que nunca podrá olvidar aquellos abrazos tan ansiosamente dulces, soltó una carcajada, la misma pequeña carcajada que solía repetir cuando él la abrazaba con tantísima fuerza.
Días más tarde, sin contestación alguna, con las uñas desgarradas de arañar el sufrimiento, decidió no hacerse más daño y buscar nuevos retos, nuevos besos y sobre todo nuevos abrazos.