Se cansaba de ella todas las noches después de un polvo memorable, cuando llegaba la mañana, él desaparecía del dormitorio y la dejaba con el lado izquierdo de la cama totalmente desolado, ella se debatía la necesidad de que volviera, de que volviera con ella, allí, en ese mismo momento y que se volvieran a fundir en un suspiro, un gemido y sentir como pasaban las horas, los minutos y los segundos.
Pensó en dejar de ser su puta y empezar a ser algo más, pero le faltaba esa chispa de voluntad que la mantenía amarrada a esas noches tan ansiosamente monótonas.