A Azucena le gustaba acostarse pensando que en sus sueños tocaría la luna con la puntita de sus dedos, que esta le cantaría una nana y le regalaría un beso dulce del que se acordaría al despertar.
Le encantaba que de madrugada cayera una suave llovizna para que al despertar pudiera apreciar el brillante, impactante y colorido arco iris, al que tenía costumbre de pedirle un deseo.
Paseaba por las tardes en dirección al parque, para balancearse en los columpios y llegar alto, tan alto, que acariciaba los pajarillos y soñaba que volvía a abrazarse a la luna hasta que amanecía un nuevo día.
Perfecto, el texto, la foto, tú...(L)
ResponderEliminarCada día me gustan mas tus textos, son preciosos en serio!:D
Algun día tendrás que dedicarme alguno!(:
precioso... *______*
ResponderEliminarhermosoo !! ^^
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