Que ironía, que estupidez ¿El amor? ¿A caso piensas que eso existe?
-¿Existir?¿Que me dices de cuando no eres capaz de aguantar las lagrimas por el hecho de no sentirlo cerca?¿Y cuando te sale la sonrisa juguetona porque acabas de leer un sms suyo, o quizás porque te ha llamado?¿Y los momentos en los que perderías la cabeza por un mínimo roce de sus labios? Tener miedo a perderlo, a que se aleje de ti, a no volver a reír a su lado. Cuando peleas con él, le miras, le besas y luego le dices -hazte un peta y déjate de historias- Cuando pasas horas pegada al teléfono porque ansias oír su voz…
A eso se le puede llamar Amor ¿no crees?
-Realmente no lo sé-contestó tristemente- Opino que todo se trata de caprichos, cuanto más difíciles de conseguir, más ansiados son. Que se trata de ganas de devorar a una persona con la mirada, de sentirse querido, acompañado, de un “vamos a pensar en el hoy y dejaremos el mañana para otro momento”, un simple ``Carpe Diem”. Opino que las palabras se las lleva el viento, que los te quieros no siempre son sinceros, que el amor va unido al color amarillo, con ambos no siempre tienes buena suerte. Que a veces no se puede llamar amor, porque simplemente es sexo, lujuria y frenesí.Que lo que tú llamas amor no es para siempre, tiene fecha de caducidad.
Pero que como dijo Carlos Salem:
``que razones tenemos todos.
Pero yo muchas más que vosotros.”
Espera, no, no te vayas por favor (…)- le gritaba con los ojos bañados de lagrimas.-Dame una razón coherente, no me digas que se acabaran las mañanas oliendo a café calentito y reflejándome en tus ojos, que se esfumaran las noches en las que me abrigaba del frio acurrucada en tus brazos, que tendré que olvidar como suenan tus besos, como huele tu cuello, como miras, caminas, como olvidar tu risa,…, cada uno de los te quiero que salían de tu boca acompañados del humo de un Marlboro.
Nada más de pensarlo, me da un escalofrío, si, si, como si una serpiente recorriera toda tu columna vertebral de abajo a arriba, mordisqueando cada una de tus vertebras, y todo por no tener cerca a una persona a la cual le da igual lo mucho o poco que brille el sol, solo tu compañía le basta para sonreír día tras día.
Más de once besos, de once sonrisas, once días, once llamadas y de once caricias... You know the only truth...it's that I Love you
-Eh venga, porque no dejas de escribir un poco, de pensar en tus tonterías y vienes- le dijo alzando la voz.
Ella levantó la vista de su cuaderno negro descolorido por tiempo, le miró, hizo un gesto de indiferencia y se volvió a inundar de palabras, de frases y de “tonterías”.
-¿Qué crees que vas conseguir llenando ese estúpido cuaderno?-gritó.
-Todo lo que no puedo conseguir contigo, desahogarme.- susurró tan bajo que él no pudo oírle.
-Unas veces lo eres todo, otras no eres más que sexo, lujuria y frenesí, a veces te quiero infinito y otras muchas me asqueas con tu actitud, me gustas cuando ríes, me gustas cuando lloras y eres dulce, pero odio cuando en milésimas de segundo, dejas de ser así, y chillas alborotado con la mirada perdida – escribía en aquel desgastado cuaderno.
¡Pero quieres dejar eso ya! Anda ven, tomémonos una copa, una detrás de otra y hagamos que esta noche sea digna de recordar.- Dijó él endulzando la voz progresivamente.
Te odio, te odio con una copa de más y otra de menos, te odio los días 11 y las noches de días bisiestos, pero sé que eres mucho, por no decir que lo eres ¡todo!- afirma ella mirándole a los ojos fijamente.
Él la besó, y le susurró al oído- esta noche no, no discutamos por favor, y ven abrazame, que tengo ganas de ti.
Y la mañana se despertó oliendo a Martini y reflejando sonrisas en los espejos.
Alicia le devolvía la sonrisa al sol por la mañana y la luna le guiñaba un ojo antes de acostarse. Su pelo rubio trigo brillaba con los rayitos de sol que entraban por la ventana.
Esos eran días perfectos para ella y solía acompañarlos vistiéndose de colores bonitos.
Se levantaba a las 11: 11 minutos de la mañana y le gustaba tomarse un té de manzana bien calentito.
Con David pasaba momentos inolvidables, solían quedar para ver películas de acción, aunque a Alicia le gustaban más las de terror, así tenía la oportunidad de poder abrazarlo, muy muy fuerte y cerrar los ojos esperando uno de esos besos tan cálidos.
Todo cambió.
Su pelo dejó de brillar de la misma forma, ya no vestía colores bonitos, y aunque todo parecía igual de perfecto, en realidad ella no era más que una titiritera de un teatro irreal, desembocado al fracaso.
Solía apagar sus penas con un buen polvo y un cigarrillo minutos más tarde, aunque sabía que nada iba a cambiar por hacerlo y deseaba, de alguna manera, dejar de ser una simple compañera de una noche.
